sábado, 31 de diciembre de 2011

inSurGente entrevista a Carmelo Suárez, Secretario General del PCPE

1. ¿Qué valoración hace el PCPE del actual momento social y político que atraviesa España?
Nuestro país está inmerso en la crisis estructural del sistema capitalista, que estalló en su fase más aguda en el verano de 2007, con las particularidades propias del proceso de acumulación capitalista conformado en los últimos treinta años a partir de la llamada “transición política”. Esto supone una serie de singularidades en los términos concretos en que se expresa la crisis. Por una parte está la manera en que los sectores oligárquicos se han integrado en la cadena imperialista mundial. Este sector, absolutamente minoritario en la realidad social, es el que impone las grandes estrategias políticas de los gobiernos de turno.
Las políticas de privatizaciones, de precariedad laboral, de participación en la guerra imperialista, etc., todas ellas están definidas por este sector oligárquico a la medida de su conveniencia. Siendo hoy su principal fuente de ingresos (superior al 60%) sus actividades de expolio imperialista en otros países, no renuncian a jugar un papel fundamental en mantener su base estatal-nacional de acumulación. Por ello someten al conjunto de la burguesía española a sus estrategias, disciplinándola y colocándola en una posición subsidiaria para que colaboren a la acumulación oligárquica como estrategia principal. Eso provoca una desmesurada concentración de capitales en unas muy pocas manos, seguramente menos del 1% de la población del país; y, además, concentradas en unos pocos cientos de familias. La clase obrera trata de enfrentar esta situación desde las debilidades en que la han situado las sucesivas traiciones del reformismo, tanto político como sindical.
Las luchas obreras que se han dado en estos últimos años han tenido como protagonistas a colectivos obreros con consolidada tradición de lucha, o a colectivos en los cuales existe una presencia sindical clasista que no ha sido abducida por las argucias del sistema dominante. Desde los Pactos de la Moncloa, suscritos por los sindicatos de entonces y por el PCE, la clase obrera ha tenido unos retrocesos que la han colocado en una posición difícil para la lucha por sus intereses. La clase obrera paga todas las consecuencias de la crisis. Ochocientas mil personas pasaron a situación de exclusión social en el período 2007-2010, en el país hay diez millones de pobres, hay una generación de población infantil gravemente marcada por una alimentación deficiente y por la carencia de servicios sociales, hay una generación joven que se le declara perdida y que no consigue iniciar una vida laboral normalizada, etc., al tiempo el ejército mercenario consigue cubrir sus cupos –cosa que no lograba años atrás- gracias al hambre de esa población joven, junto a una población inmigrante utilizada igualmente como carne de cañón con la promesa de obtener la nacionalidad y normalizar su situación en el país.
Esta situación viene determinada, de forma ineludible, por la incapacidad estructural del capitalismo español para superar esta crisis reactivando el ciclo de reproducción ampliada del capital sobre la base de la producción de mercancías. El sistema está abocado a llevar a la clase obrera a una situación mayor de esclavitud, y a tratar de hacer del pillaje y el expolio imperialista su principal fuente de acumulación. Pero ese es un camino sin futuro para el país. Hoy España ha pasado al lugar doceavo en el ranking de la economía mundial, y las previsiones son que en pocos años estará en el lugar veinte, que será su situación futura y siempre bajando más. La oligarquía española conoce esta situación, y su estrategia es tratar de buscar una salida sobre la base de la agudización de las condiciones de explotación de la clase obrera y de la participación en la guerra de pillaje imperialista.
La clase obrera es la que tiene que plantearse que en el futuro, mientras haya capitalismo, su situación irá a peor. No es posible el retorno al capitalismo de 2005 que, además, era mentira. Ello nos lleva directamente a la necesidad de la revolución socialista como algo que ya está colocado en el orden del día. Esa es la propuesta del PCPE.
2. ¿Por qué no se traduce -como en el caso del KKE o el PCP en Grecia y Portugal- en un partido comunista fuerte, con implantación en las calles y en las instituciones?
La comparación con esos dos ejemplos no es posible porque fueron procesos históricos diferentes. En el caso de Portugal el PCP no derivó hacia posiciones eurocomunistas y mantuvo sus posiciones marxistas-leninistas de una manera consecuente. Y en el caso de Grecia la fracción eurocomunista quedó en minoría, y fue la fracción marxista-leninista la que tomó la dirección del partido, garantizando la continuidad de las posiciones revolucionarias.
En España las tesis eurocomunistas fueron las que controlaron la situación dentro del PCE, y lo llevaron a su liquidación. Las sucesivas rupturas fueron dando lugar a diversos grupos organizados que no fueron capaces de organizar una alternativa revolucionaria. No es hasta enero de 1984, con el proceso de unidad comunista en el que nace el PCPE, cuando se apuesta por la recuperación del partido comunista marxista-leninista con posibilidades de éxito. Después vino la contrarrevolución en el socialismo real que supuso un fuerte impacto para nosotros. Y luego están nuestros propios errores, lógicamente.
Hoy el PCPE está en una fase a la ofensiva, con crecimiento, ampliación de su capacidad de lucha de masas, e impulsando los procesos de unidad comunista de una manera permanente. Ciertamente vamos con retraso con respecto al PCP y al KKE, pero los tiempos nos son propicios para crecer de manera significativa en un plazo de tiempo no demasiado largo.
3. ¿Qué problemas existen con la nueva ley para que las organizaciones políticas puedan acudir a las urnas el 20-N?
El PCPE desde hace años -analizando la agudización de las contradicciones que se desarrollan en el capitalismo español-, concluía que las formalidades democráticas eran, cada vez más, un obstáculo mayor para el proceso de acumulación capitalista. Por tanto, decíamos que esas formalidades democráticas irían siendo liquidadas progresivamente.
Lo que nos resultaba difícil imaginar era el como se daría ese proceso, pero no ha pasado mucho tiempo y la realidad ya la tenemos a la vista: es legal intervenir nuestras comunicaciones, se nos graba permanentemente en la calle, se mantiene la legislación antiterrorista y se nos aplica torticeramente, aumenta la brutalidad policial, se reforma la constitución al dictado del capital sin más, se liquida la negociación colectiva, se aumenta la carrera de obstáculos para concurrir a las elecciones, se nos restringe las posibilidades de difundir nuestra propuesta política electoral en esas convocatorias, etc.
Es necesario interpretar estas nuevas iniciativas legislativas en materia electoral en esa clave, porque de lo contrario existe el riesgo de quedarse en la reivindicación de que el capitalismo funcione como en las décadas pasadas, cuando aún le era posible hacer ciertas concesiones porque su hegemonía era lo suficientemente fuerte como para no inquietarse. Ahora el capitalismo se siente herido de muerte, y toma iniciativas para tratar de retrasar el momento fatal.
En esta etapa iremos evolucionando hacia una forma de estado autoritario-policial hasta ahora desconocida, hacia el espionaje universal de toda nuestra vida, hacia la persecución feroz de la clase obrera en lucha, etc. Un aumento incesante y brutal de la violencia de la oligarquía contra la clase obrera en todos los ámbitos de la vida. En esta situación el papel de un Partido Comunista es el de siempre, a la ofensiva contra la dictadura del capital y su barbarie. Luchando siempre por la revolución socialista. El PCPE nunca se ha dejado engañar por la envoltura democrático-formal de la dictadura capitalista. El PCPE presentará el máximo de candidaturas posible en estas elecciones, y no serán pocas. Si por parte del estado se utiliza la nueva normativa para anularlas daremos la batalla con todas nuestras fuerzas, y eso fortalecerá al PCPE como organización de vanguardia de la clase obrera.
4. ¿Por qué no ha sido posible un Frente de Izquierdas con otras organizaciones de clase con la que se comparten movilizaciones?
El PCPE, en su Noveno Congreso celebrado a finales de 2010, ha definido el Frente Obrero y Popular como su estrategia de política de alianzas. Esta propuesta es superadora de la formulación del Frente de Izquierdas, que siempre se entendió como una sopa de siglas que no necesariamente representaban a la clase obrera y a los sectores populares. Nuestra propuesta de alianzas es con la clase obrera organizada, como una expresión de la realidad del proceso de toma de conciencia de la clase.
Es una propuesta que no solo incluye a la clase obrera sino también a sectores populares que el desarrollo del imperialismo va colocando de forma objetiva al lado de la clase obrera.
Ese Frente es el que puede desarrollar el proceso de acumulación de fuerzas hacia la revolución socialista, que es el reto de nuestra época. Hoy existe un ramillete de fuerzas políticas de la izquierda reformista que toma iniciativas para coaligarse de cara a la convocatoria electoral. Ese proceso se resolverá con la preeminencia de las posiciones más derechistas, que son las que hacen posible el acuerdo. No es una unidad para la construcción del socialismo sino una unidad para la defensa del “estado del bienestar”. Una posición esencialmente idealista, pues el “estado del bienestar” fue una concesión del capitalismo, en un determinado momento histórico, donde la correlación de fuerzas era desfavorable para la dominación capitalista. Mantenerse hoy con ese endeble programa político significa una incomprensión total del actual desarrollo de la crisis capitalista, y de la agudización de la lucha de clases.
Esa unidad reformista trata de llevar a la clase obrera y sectores populares por caminos de distracción, que en nada preocupan a las clases dominantes, y por eso obtendrán su indisimulado apoyo frente a las posiciones revolucionarias que serán tenazmente perseguidas, como la del PCPE por ejemplo. Esa confluencia reformista será buena para la necesaria clarificación ideológica, pues no reivindicará el espacio comunista, en el que el PCPE se sitúa con legitimidad propia.
5. Fue muy comentada la valoración que hizo el PCPE del Movimiento 15-M, ¿qué se quiso decir, exactamente?
La cosa es sencilla, ante la profundidad de la crisis, y sus brutales consecuencias para la clase obrera, una parte del pueblo estaba esperando alguna respuesta de contestación en algún momento, cuestión que también se correspondía con el análisis del Partido.
El comunicado lo que venía a decir es que el 15M no es el movimiento de respuesta de la clase obrera a la crisis capitalista, y que no había que confundirse. Eso lo hicimos de una manera contundente porque el movimiento, por diversas razones, se prestaba a confusión, y corría el riesgo de distraer energías que había que colocar en otro lugar.
La cuestión es que hoy seguimos esperando esa respuesta de la clase obrera, y el PCPE trabaja con todas sus fuerzas para conseguirlo. El 3 de octubre la Federación Sindical Mundial convoca una jornada de acción internacional que sí tiene una orientación clasista, y en ello trabajamos, buscando la unidad del movimiento obrero. Eso nada tiene que ver con el 15M. Hoy también se produce un escenario de confusión en relación a la solicitud de un referéndum sobre la reforma constitucional que se tramita en estos días; esa es una posición que no coloca los intereses de la clase obrera en su lugar.
Esa posición distrae la cuestión de fondo y viene a constituirse en un aval de la Constitución de 1978, cuando –no hay que olvidarlo- ese texto fue resultado de la derrota de la clase obrera en la llamada “transición política”. Hoy lo que tenemos que denunciar es que la oligarquía financiera dicta a los estados sus imperativos más que nunca, y que elevar a rango constitucional la prioridad de cobro de los préstamos es una expresión superior de la dictadura del capital; que es lo que consagró en su día la Constitución de 1978, y ahora perfecciona esta apresurada reforma constitucional.
La retórica ha invadido todo este debate que se desarrolla dentro de los límites del sistema, dejando fuera el carácter de clase del estado, expresado en la Constitución, con lo cual se profundiza el desarme de la clase obrera para organizar la defensa de sus intereses como clase oprimida y explotada. El Partido Comunista tiene la responsabilidad irrenunciable de orientar la lucha de clase obrera por encima de la parafernalia manipuladora que solo esconde los intentos del capital de tratar de mantener su hegemonía.
6. La OTAN en Libia, ¿qué análisis hace el PCPE?
La guerra permanente forma parte consustancial del intento, desesperado, de tratar de mantener el proceso de acumulación capitalista en la etapa final del imperialismo. ¿Quién podía imaginar este ataque contra Libia hace apenas un año? El imperialismo crea constantemente nuevos escenarios de guerra, muy difíciles de prever, dado su aventurerismo.
Característica, ésta última, de un sistema sociohistórico en descomposición. En este caso el imperialismo quizás ha superado algunas de las rayas rojas existentes hasta ahora de una manera más descarada. La resolución de la ONU –hipotéticamente de establecimiento de una zona de exclusión aérea- ha sido utilizada para realizar todo tipo de acciones de guerra sin que la misma ONU haya manifestado la menor objeción.
La OTAN ha actuado como un ejército cuyo objetivo principal era la ejecución de un magnicidio, directamente se buscaba el asesinato de Gadafi y su familia. Se ha fabricado una “oposición” –otra vez- con todo tipo de sujetos haciéndolos pasar por “luchadores por la libertad y contra la dictadura”; vendepatrias, criminales, fanáticos, banqueros, agentes secretos, …. El papel de los medios de comunicación de masas ha demostrado una quiebra moral extrema, se miente y se manipula la realidad sin ningún tipo de límite, todo en ellos es mentira y engaño. Este es el futuro que nos espera mientras haya capitalismo, en el futuro capitalista no habrá otra cosa como no sea ir a peor.
Hay que trabajar para reorganizar el frente contra la guerra imperialista, levantar un amplio movimiento de masas, no grupitos de activistas, sino millones de personas negándose a ser cómplices de esta barbarie. El silencio de amplios sectores sobre Libia no puede continuar. Aunque mucho peor ha sido la posición del reformismo, que siempre pidió que las guerras imperialistas fueran con autorización de la ONU. Pues ahora la ONU da el visto bueno y el reformismo se ha quedado sin discurso. Viendo lo que pasa en estos días -en el final del ataque-, los comunicados de las organizaciones reformistas de los primeros días causan sonrojo, supongo que ellas mismas los esconden.
7. ¿Queda algo de socialismo en China o en Vietnam?
Si la pregunta fuera esa, literalmente, la respuesta sería sí, y entraríamos a cuantificar. Pero entiendo que realmente la pregunta lo que pide es un pronunciamiento sobre los procesos que se dan en esos dos países, y si sus orientaciones se corresponden con procesos de construcción socialista o si estamos ante procesos que, en mayor o menor medida, abandonan la construcción del socialismo y derivan hacia retornos al sistema capitalista. Esa es una cuestión que no estoy en condiciones contestar en esta entrevista, es mucha su complejidad. Y tampoco estamos, a día de hoy, en condiciones de dar respuestas tajantes a determinados aspectos de esos procesos.
El PCPE hace un seguimiento de lo que hacen el PC Chino y el PC de Vietnam, hemos realizado diverso nivel de debates sobre ello, y algunas conclusiones, pero no tenemos todavía una conclusión cerrada. Si se pregunta si estamos en desacuerdo con iniciativas concretas que se aplican en uno u otro país, pues si, tenemos desacuerdos importantes con propuestas que no podemos aceptar.
El movimiento comunista tiene la necesidad de tomar posiciones concluyentes sobre temas como este, al menos en el ámbito de las organizaciones marxistas-leninistas que estamos comprometidas en el avance de la coordinación internacional, pero todavía no hemos tenido ocasión de hacerlo. Es un reto que tenemos colocado, y que el tiempo nos apremia a dar respuestas que orienten a la clase obrera. Como se comprenderá es un tema en el que nadie del PCPE da opiniones a título personal.
8. ¿Qué opinión os merece lo que está ocurriendo en Euskal Herría. Los resultados de Bildu, los presos, la posición de ETA...
El PCPE planteó hace ya bastantes años la necesidad de encontrar un final a la intervención de ETA en el conflicto vasco, considerábamos que la etapa de lucha armada –justificada en determinado contexto- ya no era un método válido para las aspiraciones del pueblo vasco.
Son numerosos los pronunciamientos del Partido en esta dirección, al tiempo que siempre hemos sido respetuosos con la propia soberanía de la izquierda abertzale para decidir su política. Nosotros siempre hemos reivindicado el papel prioritario del partido de la clase obrera, y su intervención en la lucha por los derechos nacionales, por el derecho de autodeterminación y por el socialismo. Seguramente lo que hoy ocurre en Euskal Herría tiene mucho que ver con que la izquierda abertzale no compartiera ese planteamiento, y haya seguido por un camino que entendemos, con el tiempo, se convirtió en un callejón sin salida.
En la situación actual lo determinante es que la oligarquía española está consiguiendo cerrar la “transición política” en Euskal Herría, cosa que no había logrado por la lucha consecuente del pueblo vasco durante muchos años, y por lo cual pagó un precio altísimo de sufrimiento, represión y tortura por parte del estado. Llega un determinado momento que, en la izquierda abertzale, se aceptan los límites del marco burgués para ejercer el derecho a decidir, y se impulsa una posición posibilista de que el referéndum es algo que se sitúa cerca y ya hay que decidir el redactado de la pregunta; concretamente en la etapa del plan Ibarretxe.
Desde ese momento quedan arrinconadas progresivamente en la izquierda abertzale las posiciones de lucha por el socialismo, y ganan terreno las posiciones nacionalistas más interclasistas. Bildu es la concreción práctica de ese proceso, donde los elementos de pacto con el estado son determinantes. Si además ahora se impulsan las posiciones de convergencia con el PNV, pues las cosas quedan más claras.
En esta fase quienes están en prisión han quedado en situación de rehenes, como auténtica moneda de cambio a utilizar por el estado para presionar sobre los derroteros del proceso. La presencia efectiva del Partido Comunista es un espacio que hay que llenar cuanto antes, para que mucho de lo entregado por el pueblo vasco en su lucha heroica no termine en la derrota y en la esterilidad política. Hay que tener confianza en que esa vía se abrirá y jugará un papel fundamental para dotar a la clase obrera vasca del instrumento político necesario para su emancipación. Esto ocurrirá más pronto que tarde, y cuanto antes mejor.
9. No es muy conocida la estrecha relación del PCPE con el poderoso KKE en Grecia, mientras que el PCE e IU mantienen su relación con una organización eurocomunista de corte socialdemócrata y muy reducida numéricamente....
El PCPE, como organización internacionalista, siempre ha trabajado por la recuperación de la coordinación del Movimiento Comunista Internacional. Durante años no se había avanzado casi nada en este campo, pero en la última época los avances son ya significativos. El PCPE forma parte del Consejo de Redacción de la Revista Comunista Internacional, donde hoy participamos una serie de partidos unidos por el marxismo-leninismo.
En el proceso de estos años, de ir aproximando posiciones y resolviendo debates, para establecer bases firmes para la coordinación comunista es donde se han constatado importantes coincidencias con el KKE. Tanto en la posición ideológica, como en el tipo de partido, la concepción de la lucha de masas y la interpretación del actual desarrollo de la lucha de clases internacional. Superada, en buena medida, la etapa en la que todavía se daban dificultades para un debate abierto con las posiciones reformistas en el MCI, en la actualidad avanzamos hacia un deslinde cada día más claro con las opciones que, incluso denominándose comunistas, se encuentran instaladas en el más profundo reformismo, como son las que están organizadas en el Partido de la Izquierda Europea. Ahí es donde se sitúa el PCE y sus homónimos griegos.
Tanto el KKE como el PCPE trabajamos para conseguir avances prácticos en la coordinación revolucionaria, y en ese contexto hay una relación fraternal que nos lleva a prácticas de apoyo mutuo en las distintas batallas políticas, como ha sido el caso reciente de la participación del KKE en apoyo de las candidaturas del PCPE en las pasadas Elecciones Locales. Tenemos confianza de que esa línea de colaboración se continuará desarrollando en el futuro y dará resultados beneficiosos para ambas organizaciones, aunque es evidente que en este caso es el PCPE la organización que obtiene mayor resultado de esta colaboración.
10. ¿No es CC.OO parte imprescindible e inmodificable del mecanismo del sistema y hay que potenciar la unidad de acción de otros sindicatos hoy llamados minoritarios?
Las clases dominantes trabajan siempre para colocar bajo su influencia a cualquier organización social o política que pretenda tener un espacio en el capitalismo español. Su posición hegemónica en el sistema les permite aspirar a ese objetivo como mejor garantía de la estabilidad de su poder. Por tanto, es una lucha normal en el sistema la disputa de la influencia política entre el bloque de poder y las organizaciones de la clase obrera. En estos años es evidente que las clases dominantes están ganando ese pulso y que CC OO tiene una posición subordinada a los intereses del capital.
Pero sería un gran error considerar que esa es una situación inamovible, no sujeta a la pugna ideológica. Dicho esto, para que las cosas no se aborden de una manera simplista, la posición del PCPE –de apuesta por la recuperación del sindicalismo de clase- no se enfoca desde una pelea entre siglas sindicales. Nuestra propuesta pasa por encima de la pelea entre siglas sindicales y habla de la clase obrera, esté donde esté organizada, para hacer una propuesta de unidad de todas las luchas sindicales y de los sectores más conscientes, teniendo como protagonista la asamblea de centro de trabajo y una plataforma sindical de mínimos de clara contestación al sistema.
Esa es la propuesta de creación de Comités de Unidad Obrera (CUO), donde caben quienes tengan una afiliación sindical y quienes no tengan organización sindical. A nadie se le pide que deje una sigla sindical donde realiza algún tipo de trabajo de masas, sino que lleve a esa estructura sindical la concepción sindical de clase y la plataforma de mínimos que impulsan los CUO como corriente transversal a las distintas siglas sindicales.
Para el PCPE hoy no existe ninguna sigla sindical de clase que pueda ser considerada el germen de la futura unidad sindical de clase. Entendemos que será a través de esta propuesta de los CUO como la clase obrera de este país se irá organizando en un proceso de unidad para superar el actual fraccionamiento sindical, y llegar a constituir una fuerte organización sindical de la que hoy carece. No podemos predecir qué ocurrirá con CC OO, pueden darse todas las hipótesis, desde que simplemente se consoliden sus actuales realidades más negativas, y sea barrida por el desarrollo de la lucha de clases en este país, hasta que pueda regenerarse y formar parte como un sujeto más del proceso de recuperación sindical que en algún momento arrancará con fuerza.
Eso tan solo nos lo dirá la práctica, y creo nadie está en condiciones de realizar ninguna profecía de cómo serán las cosas en el futuro para esa sigla sindical.

COMUNICADO DE LA UJC-Madrid SOBRE LA RUPTURA CON EL PCE

En los pasados días 7, 8 y 9 de octubre se desarrolló la primera fase del segundo proceso congresual de UJC-Madrid. El objetivo del mismo fue, a modo de resumen, no sólo plasmar las líneas generales en lo referente a las conclusiones, sino previamente el análisis científico del movimiento comunista español para poder desarrollar una Estrategia concreta que nos permita avanzar hacia la reconstitución del Partido de la Revolución. Nos lleva a exponer los motivos, contenidos en el documento aprobado en el mencionado Congreso, de forma sucinta en el presente comunicado.
La decisión adoptada en este Congreso de la UJC-Madrid no supone un cambio de estrategia, sino una modificación de una parte de la misma, de modo que varía la dirección del golpe principal donde reconstituir el necesario Partido de la Revolución, dado el último conjunto de variaciones cuantitativas materializadas en el seno del PCE, que nos lleva a plantear el presente cambio cualitativo.

Un cambio cualitativo en la dirección del Partido que reclaman a gritos las masas trabajadoras como herramienta para su lucha contra el capitalismo y por la sociedad que les corresponde y en la que ven materializados sus intereses: la Socialista; aunque a día de hoy no son conscientes de ello, tal y como hemos podido comprobar en el desarrollo del llamado movimiento 15-M y las Asambleas Populares desarrolladas a lo largo y ancho de todo el Estado. El espontaneismo que infiere a las masas la ajena ideología burguesa requiere de este Partido que sea capaz de combatirla e introducir la ideología y conciencia socialista, propia a la clase trabajadora, así como la organización necesaria para afrontar la lucha de clases contra el capitalismo y por el socialismo.
Un sistema capitalista criminal en crisis, hoy y mañana, y unos empresarios que lo utilizan para mantener su posición en la sociedad, que para poder sobrevivir y mantener su máxima del máximo beneficio necesitan volver a las condiciones laborales insufribles de explotación y sociales de los trabajadores del siglo XIX, en el siglo XXI, cómo única vía para salir de la crisis y sostener su sistema capitalista. Lo constatamos en todas las medidas aplicadas (Reforma Laboral, Reforma de las Pensiones, recortes en el gasto público), las que han propuesto (Directiva Bolkestein, Directiva de las 65 horas, nueva Reforma Laboral más profunda) y las que van a venir. Mientras tanto, lo que producimos entre todos se lo quedan unos pocos, cada vez menos, para engrosar sus capitales y propiedad privados. Que además nos encamina a nuevas guerras, como lo ha sido Libia y lo serán Siria e Irán, por el control de los recursos naturales, principalmente energéticos, y la apertura de nuevos mercados para sus productos y capitales, donde puedan explotar, de forma más sanguinaria, a la clase trabajadora y restantes capas populares. Guerras que van a usar a parte de la clase trabajadora, incapaz de encontrar un trabajo para conseguir sus medios de vida, y que se ve empujada a formar parte de los ejércitos imperialistas que lanzan a los trabajadores en la defensa de esos intereses descritos de las grandes multinacionales.
Un sistema capitalista, en descomposición y moribundo, que para poder realizar todas estas tareas de supervivencia temporal, cuya caída será infligida la clase trabajadora, ha recurrido, recurre y recurrirá a quitarse la máscara “democrática” y mostrar su verdadero carácter: su dictadura contra la clase trabajadora y la democracia para su clase, la burguesa. La represión política y social es el pan de cada día y lo seguirá siendo en mayor medida.
La existencia del Partido de la Revolución es una necesidad material cada vez acuciante, de modo que rompamos con el sectarismo entre los destacamentos comunistas y tracemos una línea divisoria bien definida que nos enfrente con el reformismo de la socialdemocracia, que atiende indirectamente, incluso directamente, a los intereses de la burguesía, presente en el seno del movimiento comunista y del movimiento obrero.
Es por ello que la decisión adoptada por el conjunto de la militancia de la UJC-Madrid, en el proceso democrático interno plasmado en el Congreso como órgano máximo de decisión, sea la ruptura con el Partido Comunista de España (PCE) por los siguientes motivos:
¿Por qué rompemos con el PCE como referente partidario en cuyo seno y bajo cuyas siglas se podía
reconstituir el Partido de la Revolución?
Proceso de descomposición del PCE: el proceso Cometa.

Consideramos, de forma objetiva, que actualmente el PCE se asemeja a un cometa que, al entrar en la atmósfera terrestre, se va descomponiendo, perdiendo progresivamente cada vez más trozos hasta terminar siendo un simple pedrusco al impactar en el suelo. No es algo de hoy, sino que este proceso se lleva desarrollando desde hace décadas y que ha impedido a la clase obrera tener la herramienta para la lucha por sus intereses.
Para ello es necesario que no retrotraigamos desde los comienzos del PCE y explicar, brevemente, el desarrollo y degeneración del propio PCE:
Después de su creación en 1920 y rectificación de los errores de tipo izquierdista, el PCE experimentó un gran ascenso en influencia en las masas trabajadoras durante la Guerra Nacional Revoluciona antifascista, lo que llevó al PCE a alcanzar la cifra de 300.000 miembros.
La muerte del camarada José Díaz (principal valedor de las posiciones comunistas), la victoria del grupo revisionista Carrillo-Pasionaria y la coyuntura internacional en el Movimiento Comunista iniciada por el XX Congreso del PCUS fueron los pasos que jalonaron el triunfo del revisionismo en el PCE. La política de Reconciliación Nacional lanzada por el PCE en junio 1956, siendo, en apariencia, una política justa y un cambio de táctica correcto, supuso graves e importantes errores que reflejaron el primar gran triunfo del revisionismo. Errores de bulto sobre la pérdida de la independencia en el frente único y la conciliación de clase, así como las concesiones de todo tipo, sin límite, al resto de capas de las demás clases sociales y la apuesta por el parlamentarismo como táctica única tras la superación del franquismo.
El revisionismo consolidó sus posiciones en la dirección del PCE con el ascenso de Carrillo a la secretaría general (con el apoyo de Dolores Ibárruri) y la marginación y/o marcha de los elementos comunistas de la dirección (Líster y Uribe). Consolidada, la camarilla revisionista se dispuso a llevar adelante un proceso de transformación del PCE en un partido socialdemócrata.
Las alianzas fueron concebidas cada vez más como alianzas “por el progreso y la democracia” que como alianzas entre el proletariado y otras capas populares interesadas en el derrocamiento del fascismo. Pero para la lucha a seguir tras la caída del fascismo se perdía cada vez más la perspectiva de la revolución proletaria, para abrazar cada vez más la idea de la transición “parlamentaria y democrática al socialismo”. Con ello se negaba el carácter dictatorial de clase del Estado burgués, por muy democráticas que parezcan sus formas de manifestarse.
Con el ascenso, consolidación y desarrollo del revisionismo, no fueron pocas las escisiones que se produjeron. Éstas arrastraron a oportunistas de izquierda con afán de protagonismo, pero también a comunistas honrados y hartos del oportunismo. Pero el caso es que hicieron disminuir cuantitativamente los efectivos del sector comunista en el PCE. Aproximadamente 10.000 militantes abandonaron el PCE en las sucesivas escisiones.
El circo orquestado por la oligarquía para reformar su aparato de dominación clasista conocido como “transición democrática” aceleró el proceso de “socialdemocratización” del PCE que culmina con la aceptación del actual régimen burgués de monarquía parlamentaria, terminó produciendo la salida masiva de cerca del 60% de los afiliados y militantes.
Y así en las elecciones de 1982 el PCE se hundió. Al ser excluido el PCE del reparto de la tarta de poder en el Estado burgués, la fuga masiva de elementos oportunistas y carreristas hacia el PSOE fue inevitable.
A pesar de que la bancarrota del oportunismo siempre es una oportunidad (valga la redundancia) para el resurgimiento de las posiciones revolucionarias, la expulsión de Carrillo y su grupo en 1985 no trajo una vuelta a los principios comunistas, sino una nueva versión de revisionismo que, en lo esencial, continuó repitiendo los mismos errores, sobre todo los concernientes a la interpretación derechista del frente único. Al calor de la lucha anti-OTAN surgió Izquierda Unida (en la que también participaba el PCPE, el Partido carlista, el partido humanista…). Pero no surge como un frente antiimperialista y antimonopolista de la clase obrera y otras capas populares, sino como una coalición electoral, a través de la cual el PCE pretendía reflotar su fuerza electoral. El objetivo ya no era la revolución proletaria, sino el crecimiento electoral para gestionar las instituciones burguesas. En la década de los 90 aparecieron corrientes abiertamente liquidacionistas que pretendieron la disolución del PCE. IU ya no era solamente una coalición electoral, sino un “movimiento político y social” que terminó en el registro de partidos políticos y adoptando las
estructuras organizativas características de un partido político. La liquidación empezó a materializarse en los hechos, ya que el PCE fue relegado cada vez más a las funciones de una fundación y una corriente de opinión dentro de IU. A pesar de ello, se siguieron manteniendo fuertes posiciones de reconstrucción del PCE.
En este contexto y hasta el presente año, el número de militantes y afiliados ha descendido a niveles muy bajos, considerando también que una buena parte ellos no realiza actividad alguna.
A todo ello, debemos sumar la represión directa o indirecta que han ejercido las diferentes direcciones del PCE y la UJCE contra los comunistas cuyo objetivo ha sido o es reconstruirlos bajo la bandera revolucionaria. Así, como últimos acontecimientos de relevancia en esta línea tenemos:
Las expulsiones en el seno del la UJCE de federaciones enteras y elementos comunistas en el año 98, que supuso un enorme descenso en el número de militantes de la UJCE; las expulsiones de los miembros comunistas de la dirección de GK en el año 2007; la suspensión de militancia a gran parte de la militancia y dirección del PC de Asturias. Esta práctica represiva ha llevado y llevará a los elementos más revolucionarios, conscientes y activos hacia fuera del PCE.
Este proceso de descomposición, por derivas ideológicas y políticas o por desgajes y expulsiones, ha dejado un sector leninista insignificante con respecto al global de la estructura censada. Nos encontramos con un sector progresista minoritario con una militancia honesta y luchadora, pero que en su mayoría dispone de un escaso recorrido formativo en el socialismo científico; un sector que, cada vez más, se encuentra en un proceso de asunción de los principios de la socialdemocracia (electoralismo, formas de lucha legal como únicas, reformismo como estrategia, etc…), salvo honrosas excepciones, a pesar de sostener la simple reconstrucción del PCE frente a IU.
 Un sector que se ve cada vez más viciado por las intrigas internas del PCE y el para sostener la posición de
poder en ciertos lugares, cayendo en el localismo. Nos encontramos con un sector intermedio, con grandes derivas ideológicas hacia la socialdemocracia y la asunción de teorías eclécticas posmodernistas, que apuesta por la reconstrucción del PCE para reforzar el proyecto electoral estratégico que es IU.
Este sector puede caer de un lado o de otro, con mayor posibilidad sobre el recalcitrante, propiciada por la dirección federal más revisionista y enmarcada en su gran parte en el sector recalcitrante. Y, finalmente, nos encontramos con el sector recalcitrante del PCE (mayoritario en su seno), en cuyo interior se encuentran los denominados Chicos del Plan y gran parte de la UJCE, unidos con todos aquellos alineados con la dirección y los intereses particulares en IU.

Son el sector donde más ha calado el reformismo pequeñoburgués. Donde se dan las teorías eclécticas posmodernista y otras ajenas a las del proletariado, a pesar de tratar de presentarlas con una coraza leninista. Es el sector de la dirección del PCE y de los liquidadores del PCE.
La línea política reformista actual del PCE y su práctica reformista.

Otro de los elementos fundamentales que hemos analizado sobre la degeneración del PCE es el relativo a la línea ideológica y política que ha ido adoptando, como se ha podido observar en el anterior apartado y ya conocíamos en la interactuación con la mencionada estructura, se que dirige, así lo muestran la posición actual, hacia la culminación de la socialdemocratización del PCE, perdiendo cualquier atisbo de comunismo, situándose oficialmente en las posición socialdemócrata, lugar en el que ya se encontraba de facto.
Comenzando por la línea estratégica para la revolución en España que se marca el PCE, ésta es lalucha por la III República. Se habla de una República Federal “de orientación socialista”, dejando indefinido su carácter (democrático o socialista), incluso en su última conferencia republicana la califica, extraído de la caracterización que realiza en su contenido, de una República Federal y Solidaria con Democracia Radical. De esta forma deja claro que se concibe la lucha por la III República como una etapa previa a la de la lucha por el socialismo. Así lo expresa en el 6º apartado de las Tesis políticas “La República se configura como objetivo estratégico para la presente etapa, como un proyecto al que hay que llenar de contenido. Ese contenido debe incluir derechos sociales garantizados y de nuevos instrumentos de participación y mecanismos de rendición de cuentas y control popular. (…) con una orientación socialista. La democracia participativa se inserta así en nuestra apuesta por la República como un nuevo marco donde desplegar la lucha de clases desde una correlación de fuerzas más favorable a la clase trabajadora y los sectores populares.”

Y así lo desarrolla en su documento aprobado en la Conferencia Republicana:

“Nuestra propuesta de República con democracia participativa se configura como alternativa al marco político-constitucional (monarquía parlamentaria) y al modelo económico (neoliberalismo). La democracia participativa se inserta así en nuestra apuesta por la República.”
¿Es España un país semicolonial y/o semifeudal que necesita una revolución nacional-democrática o es un país imperialista en el que solo cabe ya llevar adelante la revolución socialista, sin etapas intermedias? ¿La alternativa debe ser al modelo económico neoliberal o al modo de producción capitalista? La respuesta para un comunista que viva en la actualidad en nuestro país debe ser clara:
España es un país de capitalismo desarrollado en su fase imperialista, cualquier tipo de organización debe aspirar a organizar a la clase obrera para derrocar a la oligarquía imperialista, dirigirla en la toma del poder y comenzar la construcción del modo de producción comunista. El comunista tiene como objetivo superar el modo de producción capitalista para poner en sintonía el desarrollo de las fuerzas productivas con las relaciones sociales de producción, edificando el modo de producción comunista y no oponerse una forma de gestión del capitalismo (Neoliberalismo). Sin duda, hay una clara oposición, intencionada o no, a tomar, con decisión, el necesario camino directo que requiere el Estado imperialista de 2º orden, es decir, la Etapa de la revolución socialista. Por tanto, el PCE retrasa ésta, aunque no clarifican si la “orientación socialista” significa que el objetivo de la siguiente etapa es el socialismo, manteniendo a la burguesía a la cabeza de la dirección del Estado y manteniendo intactas las relaciones de producción del capitalismo, lo que lleva a la inevitabilidad imperativa del capitalismo de ahondar una contradicción principal, trabajo-capital, ya agudizada hasta el punto de no soportarse, menos aún con reformas que suponen un parcheo, y en la tendencia al monopolio y la violencia en forma de guerra, represión y explotación del hombre por el hombre.

Sirva este ejemplo para ilustrarlo en mayor medida. En el artículo 1º de sus estatutos se dice lo
siguiente:

“El Partido Comunista de España es la unión voluntaria de hombres y mujeres que, constituidos en partido político, se proponen participar democráticamente en la transformación revolucionaria de la sociedad y de sus estructuras políticas, en la superación del sistema capitalista y la construcción del socialismo en el Estado Español,…”
¿Qué significa “participar democráticamente en la transformación revolucionaria de la sociedad y de sus estructuras políticas” bajo las condiciones de la democracia burguesa? Significa reformar el Estado burgués mediante la participación en sus instituciones. Ya en el primer artículo de sus estatutos el PCE deja claro cuál va a ser la única forma de lucha que va a emplear para la revolución: la participación en las instituciones burguesas. La táctica (que varía según el desarrollo de la lucha de clases), ha sido elevada al nivel de principio general.
Volviendo al 6º apartado de las Tesis Políticas vemos que:

“Sobre la base de éstos presupuestos el PCE ha planteado la reforma Constitucional. Una reforma que alcance las instituciones parlamentarias, haga avanzar la democracia directa y asegure la primacía del poder civil y la soberanía popular sobre todas las instituciones.”
Nada se dice acerca de la conformación de órganos de poder popular paralelos al actual Estado del capital monopolista. Nada se dice acerca del aparato del Estado (ejército, policía y judicatura), más allá de una vaga mención a la “primacía del poder civil y la soberanía popular sobre todas las instituciones” formulada en términos democrático-pequeñoburgueses. Además, aunque la reforma constitucional podría ser útil como táctica o consigna de cara a la elevación del nivel de conciencia de la clase obrera, así como para desenmascarar la actual democracia burguesa, la línea no está formulada en estos términos.
En la práctica pasa por la supeditación del PCE a la política parlamentaria de IU, a pesar de tener mayoría en la misma, Esto queda refledado en la política desarrollada por la gran mayoría de las federaciones del PCE, en cuyos informes políticos se habla fundamentalmente de IU y se evitan las políticas que lleven a la confrontación con la misma. Más grave aún se puede observar en el abandono y sanción a una federación entera del PCE en su conflicto con IU, como ha sucedido en Asturias, por parte de la Dirección Federal del PCE. Todo ello supone la puesta en coherencia con la línea política reformista aprobada de la “llegada a las instituciones y sobre todo desde las instituciones para poder cambiar la realidad que no nos gusta (…) y estar permanentemente en ellas”, tal y como lo expresó el militante del PCE y Coordinador General de IU, Cayo Lara. Cabría ampliar sus palabras a “limitadas instituciones burguesas y su Derecho que sostienen el modo de producción caitalista”.
En el ámbito sindical, en lugar de analizar el avance de la aristocracia obrera hasta hacerse con la dirección del movimiento sindical, los documentos plantean un análisis idealista reduciendo la degeneración y el aburguesamiento del movimiento sindical a una pérdida de la “perspectiva de la transformación socialista de la sociedad”. Nada se dice acerca de las bases económicas y sociales de dicha degeneración:
“A pesar de la derrota y la crisis de 1997, el Partido ha seguido perseverando en la defensa de su modelo sindical en el seno de CCOO, como sindicato donde más influencia y mas presencia de cuadros tiene, y no sólo en el ámbito de la corriente crítica con quien el partido ve mejor reflejada su política sindical, sino también en el seno de las demás corrientes.
La línea general sigue siendo la de apostar por CCOO, a pesar de que esa “nueva dirección”, gran parte de sus bases y la estructura en sí, se haya cubierto de oprobio con sus sistemáticas claudicaciones ante el capital, generando cada vez mayor desconfianza y rechazo en el seno de la clase trabajadora.
Nada se dice acerca de la unificación orgánica del movimiento obrero, todo se reduce a “recuperar CCOO” sin justificación, sin objetivo, sin plan a largo plazo alguno...
Con todos estos elementos y con su constatación en la práctica del día a día que hemos vivido, queda claro que la estrategia y la táctica del PCE son reformistas y no plantean serios apuros para el orden burgués en España, dado que realmente no se plantea la Revolución, sino sale por la tangente para evitar afrontarla.
Estrategia y táctica para la reconstitución del Partido y del Movimiento Comunista

En los documentos no se encuentra ninguna referencia a la unidad comunista. En su lugar, la prioridad la ocupa la “unidad de la Izquierda” o lo que denominan “Política de Convergencia”, que tomaría su forma orgánica en IU. Además, esto es vendido como una superación del revisionismo carrillista, con el fin de dotarle de cierta aureola revolucionaria:
“El XVIII Congreso del PCE reafirma la justeza de la política de Convergencia, nuestra coincidencia en que hay que seguir ahondando en ese camino iniciado en 1983 y que, entre otras cosas, supuso la ruptura con el “carrillismo”. Es cierto, el partido no es suficiente para acometer las grandes transformaciones que queremos para la sociedad y por ello hay que seguir desarrollando la política de alianzas. Pero, a partir de ahí, hay que reconducir y revisar gran parte de lo hecho hasta ahora.”
Se apela a la actual incapacidad del PCE de acometer él solo las tareas revolucionarias. Pero el análisis de clase está ausente. Ni se trazan planes para que el Partido vaya atrayendo bajo su liderazgo a las distintas capas de la clase obrera ni tampoco acerca de las posibles alianzas con capas populares no proletarias. Todo el análisis se centra en el eje izquierda-derecha, cuando el marxismo exige centrarlo en la contradicción proletariado-burguesía. En lugar de analizar la naturaleza de clase de las distintas organizaciones con las que se pretende llevar a cabo esa “Política de Convergencia”, se habla de crear un “Bloque Social Anticapitalista, Crítico y Alternativo” sin que se diga nada sobre su composición de clase. Las menciones a la contradicción capital-trabajo quedan como simples adornos para encubrir la ausencia de análisis de clase.
Como vemos, el PCE no tiene ni estrategia ni mucho menos táctica para la reconstitución del Partido y del Movimiento Comunista en España. Más bien lo que parece es una estrategia para la construcción de la socialdemocracia “alternativa” al PSOE.
Nuestra conclusión sobre el PCE

Si unimos la línea degenerativa mayor de la línea política del PCE, la descomposición del mismo y la correlación de fuerzas claramente desfavorable, hace que resulte prácticamente imposible la reconstrucción del Partido de la Revolución bajo sus siglas, como dirección del golpe principal que dirija al proceso hacia el objetivo fundamental y estratégico. El PCE ya no agrupa a la mayoría de los destacamentos comunistas, bien por su degeneración ideológica, bien por su desgaje o expulsión de su seno. Por tanto el centro de gravedad está variando en un proceso continuado hacia fuera del PCE.

Las tesis extraídas de nuestro análisis

Una vez analizada la realidad del PCE, estructura partidaria en la que hemos desempeñado nuestro trabajo con el objetivo de lograr la reconstitución del Partido de la Revolución, no sólo hemos resuelto la imposibilidad de reconstituir el Partido de Vanguardia en dicha estructura, sino también hemos sido capaces, mediante el análisis tanto de la teoría marxista-leninista en lo concerniente al Partido como de nuestra experiencia práctica particular desde la creación de la UJC-Madrid, de extraer unas tesis generales que nos sirvan de línea política fundamental para guiar los pasos de la tan necesaria recuperación del Partido de Vanguardia del proletariado en el Estado español.
En primer lugar subrayamos el hecho de que el actual movimiento comunista en España no está compuesto de diversos partidos comunistas, sino de diversas estructuras partidarias que aspiran, en mayor o menor medida, a constituirse como el referente comunista en el Estado español. Ninguna de estas estructuras cumple en la actualidad el papel de Partido de la Revolución (Y posteriormente analizaremos las características que debe cumplir un Partido para poder cumplir esa función). En la órbita de estas estructuras (y en ocasiones fragmentadas fuera de las mismas) gravitan diferentes destacamentos leninistas dispersos como consecuencia del proceso de desfragmentación del Movimiento comunista en España (Estos destacamentos tienen un mayor o menos grado de adquisición de la teoría del socialismo científico dependiendo del desarrollo de los mismos así como una mayor o menor vinculación con las masas).

El primero de los pasos para reconstituir el Partido de la Revolución pasa por reagrupar a todos esos destacamentos dispersos para conformar el germen de esa estructura que sí cumplirá la función de vanguardia. Las estructuras partidarias existentes pueden ser más válidas o menos válidas para este cometido dependiendo, principalmente, del grado de desarrollo de la lucha de líneas que haya en su seno y de la capacidad potencial de aglutinar a los destacamentos leninistas en el mismo. Aquellas estructuras en las que la lucha de líneas se refleje con una contradicción principal en la que los leninistas tomen partido en las fundamentales luchas y debates que muevan la dirección del Partido estarán más cerca de poder servir para reconstituir ese Partido de la Revolución, así mismo, aquellas estructuras que tengan la potencialidad mediante la práctica de aglutinar a los destacamentos leninistas dispersos podrá servir también con mayor efectividad para este cometido. Las estructuras en las que la participación en la lucha de líneas por parte de los leninistas es secundaria cuando no residual, cediendo el protagonismo del movimiento de la misma estructura a los choques entre intereses de diferentes facciones o sectores de la ideología burguesa en el seno del movimiento obrero son menos propicias para la gestación de este Partido de la Revolución, destruyendo fuerzas leninistas en el proceso mediante su anulación política, el hostigamiento sobre la moral de las mismas o la asimilación de estas de los postulados de la ideología burguesa ante la incapacidad de obtener la formación necesaria.
En segundo lugar señalamos la existencia de una particularidad en el movimiento comunista español que debe ser explicada; el conocido popularmente como “Sectarismo de siglas”. El mismo sectarismo de siglas no es consecuencia de una idealización de las estructuras partidarias existentes, sino de la autoafirmación de los destacamentos ante el PCE reformista así como una incapacidad de poder distinguir la anterior diferencia descrita entre destacamento leninista y estructura partidaria (y esto ocurre también con destacamentos y leninistas válidos en el seno del PCE).

 La autoafirmación como partido de la revolución independientemente de que se den las condiciones para poder señalar que el mismo ya existe es el caldo de cultivo para este sectarismo que aisla a los destacamentos unos de otros, los hace presos de sus estructuras partidarias, les impide analizar la realidad material y tomar la decisión correcta en favor de la clase obrera y, finalmente, les subsume en una pauperización ideológica y en una deriva acientífica donde los golpes en el pecho o los ejercicios más burdos de folclore sustituyen al análisis científico y consciente.

El comunista debe combatir esta particularidad española procurando superarla y corrigiendo a los camaradas de los diferentes destacamentos independientemente de la estructura en la que se encuentren trabajando. Sólo superando esta desviación idealista y arrogante acercaremos a los destacamentos a la certeza científica de que el Partido de Vanguardia aun está por reconstituir. Sólo así podremos fomentar la necesaria unidad ideológica bajo la cohesión de los principios estratégicos fundamentales y que nos permita, posteriormente, debatir sobre la táctica o cuestiones de calado ideológico importante pero siempre subordinado a la convicción de que el derrocamiento del capitalismo y la instauración del Socialismo son nuestros objetivos fundamentales para esta etapa de la revolución.
En tercer lugar señalamos la brecha generacional existente en el movimiento comunista español, con un claro descenso de militantes en edades intermedias consecuencia de diferentes factores (La destrucción de estructuras denominadas comunistas con influencia en la sociedad debido al “proceso cometa del PCE”, la caída del bloque socialista del Este a finales de los 80 y principios de los 90, la enorme campaña anticomunista dirigida por el imperialismo sobre países como España, etc...). La realidad ante la que nos encontramos es la de un movimiento comunista organizado concentrado en dos polos de edad (Sin que esto quiera decir que en edades intermedias no existan también comunistas organizados).

 El primer polo de edad es gente de avanzada edad que generalmente supera los 60 años, estos camaradas por su realidad se ven incapacitados para poder desarrollar el trabajo como se haría en otras edades (Sin que por ello dejen ser útiles para un Partido Comunista), además, el hecho material de su avanzada edad les convierte en un polo en desaparición de aquí a los próximos años. El segundo polo de edad proviene de una recuperación a partir de los años 90 de la debacle del movimiento comunista y abarca el espectro juvenil hasta, aproximadamente, los 35-40 años, este polo concentra la mayoría de destacamentos leninistas activos en la actualidad.

 El hecho material de la brecha generacional no lo convierte en ruptura ni en una lucha entre generaciones, sin embargo nos da unos esbozos sobre la realidad con la que nos encontramos y sobre la importancia fundamental que toman los destacamentos juveniles comunistas en este proceso de reconstitución del Partido de la Revolución. Esto dota a los destacamentos juveniles de un carácter doble frente al que clásicamente se le atribuye, el destacamento comunista juvenil tiene que trabajar por la reconstitución del Partido de la Revolución a la par que sirve de escuela de cuadros para ese partido. Este doble carácter responde a la inexistencia de tal partido que pueda absorber esos cuadros, la lucha de la juventud comunista en estos tiempos es la de aprender mientras reconstituye, la de estudiar mientras edifica...
En cuarto y último lugar señalamos las características generales que deben definir al Partido de la
Revolución:

Debe estar pertrechado de una teoría revolucionaria y científica; esta es el socialismo científico para realmente transformar la sociedad. Por tanto, el Partido de la revolución debe estar formado por militantes instruidos en la teoría y en la práctica en esta dirección y constituirse como auténticos revolucionarios profesionales, no en simples militantes que rellenan su tiempo libre con numerosas actividades aisladas sin claridad política de dirección hacia la revolución enmarcadas en la estrategia y la táctica establecida desde el análisis material de la realidad.
Para que realmente sea el destacamento de vanguardia de la clase trabajadora, como nos lo definió el camarada J. Stalin, es necesario que sea el destacamento único de la misma; por tanto, debem aglutinar a la inmensa mayoría de los leninistas. No puede existir el susodicho Partido si hay, objetivamente, destacamentos fuera del mismo.
Debe ser la vanguardia del proletariado, para lo cual es necesario que se vincule a la clase y ejerza de la dirección política revolucionaria de la misma y ser su Estado Mayor que dirija de forma audaz los golpes fundamentales de la clase para la toma del poder de la clase trabajadora, con una táctica correcta en todo momento y, por tanto, flexible.es necesario mencionar la característica del uso correcto de la crítica y autocrítica para rectificar los errores de la abstracción teórica y su posterior constatación en la realidad material.
Es necesario mencionarlo debido en el movimiento comunista español se desarrollan numerosas estructuras partidarias que en su fiera competencia omite este elemento fundamental caracterizador del mismo y ejerce una lucha de líneas metafísica y alejada del debate ideológico.
Las y los comunistas deben concentrar toda su capacidad, todo su trabajo, todo su esfuerzo, todas sus aspiraciones para lograr que en el lugar adecuado (El que facilite la reconstitución del Partido teniendo en cuenta todas las tesis aquí expuestas) germine una organización en la que se den todas estas características (y esto no se consigue sólo desde “la cumbre”, uniendo destacamentos y con el trabajo interno, sino también con la profundización de las luchas en los frentes de masas y la consecución efectiva del trabajo práctico). Todo el esfuerzo de las y los comunistas debe centrarse, en este momento histórico, en reconstituir el arma más poderosa que el proletariado puede emplear para derrocar a la burguesía y avanzar hacia la sociedad libre de clases y explotación...
Nuestras conclusiones

Nuestro análisis no podía quedarse únicamente encasillado en la más que evidente degeneración del PCE a medida que el “proceso cometa” se iba agudizando. El centro de gravedad de los leninistas, otrora situado en la órbita del PCE comenzaba a desplazarse y había que hacer una radiografía del movimiento comunista en España para saber hacia dónde. Desde la UJC-Madrid realizamos un exhaustivo análisis de prácticamente todas las estructuras partidarias existentes en el Estado español que contenían destacamentos leninistas, desmenuzamos sus líneas políticas y rastreamos su actividad efectiva con el objetivo de poder palpar dónde se materializaba este cambio en el movimiento comunista.

Nuestras conclusiones remarcaban que el eje de gravedad de los leninistas se desplazaba progresivamente hacia la estructura PCPE-CJC a medida que se daban dos procesos entrelazados:

En primer lugar la estructura se convertía, objetivamente, en el lugar en torno al que los destacamentos leninistas dispersos comenzaban a orbitar, materializando este hecho incluso en procesos de unidad, algunos ya abiertos y otros que fueron concluidos; en segundo lugar el desarrollo de la lucha de líneas en el seno de la estructura muestra una corrección de línea política que, en el marco teórico, le permite avanzar hacia la posibilidad de constituirse como ese germen del Partido de la Revolución.
El proceso de unidad con los destacamentos

La estructura PCPE-CJC se presentaba, según nuestro análisis, como aquella en la que convergía y se hacía más posible la unidad de los destacamentos leninistas dispersos. Tal afirmación no venía de una fe ciega o de una idea preconcebida, sino del rastreo de diferentes hechos que mostraban y siguen mostrando esa tendencia.
En lo que respecta a la UJC-Madrid el proceso de unidad se daba en el marco de las lucha diaria. La convergencia con esta estructura, en particular con los Colectivos de Jóvenes Comunistas en los diferentes frentes de masas posibilitaba, mediante el trabajo práctico y efectivo, un proceso de unidad que comienza fraguándose desde un trabajo conjunto desde la base. La coincidencia en el trabajo diario es el pilar fundamental sobre el que se empieza a construir una relación que van desde la colaboración hasta la acción unitaria, posteriormente este encuentro diario se empezará a manifestar en coincidencia de línea política, hecho fundamental no sólo para la unidad de acción sino, sobre todo, para la unidad ideológica. De la unidad práctica creada al calor de la lucha germina una unidad de tipo superior que se manifiesta en la coordinación efectiva con directrices de actuación conjunta en aquellos frentes donde trabajábamos codo con codo que alcanza su máxima manifestación en la actuación conjunta en el seno del Movimiento 15-M.
Además de este hecho se hace un intenso trabajo por lograr la unidad en el plano teórico-ideológico, para ello más allá de lo aprendido en el propio trabajo en los frentes el mismo interés en llevar acabo este hecho se manifestará en la invitación mutua a las jornadas y escuelas de formación llevadas acabo por ambas organizaciones.
En segundo lugar es necesario remarcar que la estructura de PCPE-CJC se ha convertido en aquella en la que los destacamentos leninistas que abandonan la órbita del PCE o que se encontraban dispersos empiezan a reagruparse. Tal es el caso de la Juventud Comunista de Asturias que inició su proceso de unidad con los CJC el año pasado, de Unión Proletaria que tiene abierto un proceso de unidad con el PCPE que se consumará a principios de 2012 si no surgen inconvenientes, así como de diversos leninista más o menos organizados que a lo largo de los últimos años han abandonado sus respectivas estructuras para marchar hacia esta. A todo esto hay que señalar la capacidad de la estructura PCPE-CJC para crecer con nueva militancia que, si se le da la elevación cualitativa necesaria, puede convertirse en una remesa de potenciales cuadros al servicio de la Revolución Socialista.
Ante estos hechos parecía claro que en lo referente al proceso de reagrupamiento de los destacamentos para la tan necesaria reconstitución del Partido de la Revolución la estructura PCPECJC se está convirtiendo, poco a poco, en el lugar donde las y los leninistas de distintas partes del Estado y diseminados en diferentes estructuras podremos reencontrarnos.

La corrección de la línea política tras el IX Congreso del PCPE

Sin embargo el anterior proceso de reagrupamiento no se da únicamente por una cuestión de suerte o aleatoriedad. Es claro que la corrección de la línea política del PCPE tras su IX Congreso, consecuencia del desarrollo del leninismo mediante la lucha de líneas, posibilita que esta estructura pueda convertirse en una referencia para los destacamentos leninistas en sus aspiraciones por reconstituir el Partido de la Revolución.
En primer lugar la corrección más notable que hemos notado en el último congreso del PCPE es en lo referente a la Estrategia para llevar acabo la revolución socialista en España. El PCPE reconocerá que España es un país capitalista en su fase imperialista, maduro para la revolución socialista sin la necesidad de desarrollar etapas intermedias:
“En esta perspectiva, el Comité Central plantea un tema fundamental de debate al conjunto del activo partidario: la necesidad de superar la postura asumida por el comunismo español, y por otras secciones del movimiento comunista internacional, según la cual existe una fase democrática intermedia, de carácter antimonopolista y antilatifundista, entre el capitalismo monopolista y el socialismo, restableciendo la tesis leninista que afirma, por el contrario, que entre el capitalismo y el socialismo ni existe un sistema social ni un poder político intermedio entre el poder estatal de la burguesía y el de la clase obrera.”
“España es dirigida hoy por un bloque dominante de carácter oligárquico - burgués, en el que juega el rol dirigente el capital financiero y a cuyos intereses se pliega la burguesía media y las burguesías nacionalistas. (…) los sectores burgueses no manifiestan ningún tipo de contradicción antagónica con los monopolios, ni desde una óptica clasista ni desde un punto de vista nacional.”
Así la definición es clara y la apuesta directa: España es un país imperialista con una oligarquía financiera bien asentada y por lo tanto la estrategia del proletariado en esta etapa debe enfocarse a consumar la revolución socialista. No cabe un Estado antimonopolista o a una fase intermedia que busque el desarrollo masivo de las fuerzas productivas en alianza general con la pequeña burguesía o las burguesías nacionales (pues estas no entran en contradicción antagónica con la oligarquía financiera gestada como consecuencia del desarrollo de la Etapa imperialista del capitalismo en España).

Como consecuencia de este análisis las dudas sobre la lucha por la República se disipan automáticamente:

“Para el PCPE no es factible en la España de hoy hablar de una ruptura o una profundización democrática capaz de colocarse como poder intermedio entre el capitalismo monopolista y el socialismo. (…) Por tanto, para el PCPE hablar de república es hablar de revolución socialista, es hablar de la clase obrera en el poder..…”
La única República que puede servir a la clase obrera es la República Socialista, la que permita que la clase obrera disponga del poder político; la dictadura del proletariado que permita a la clase obrera socializar la economía y avanzar en la construcción del modo de producción comunista.
Siendo la actual etapa de la revolución de carácter socialista, con el objetivo de derrocar la dictadura de la burguesía y establecer la dictadura del proletariado, la dirección estratégica, es decir, el manejo de las reservas de la revolución, se plantea del siguiente modo:
“La clase obrera necesita un marco de alianzas para elevar el nivel de confrontación y trazar objetivos de avance y contraataque obrero y popular, superando la actual fase de resistencia.
Esas alianzas deben establecerse teniendo presente la posición actual y los intereses objetivos de
las distintas clases sociales.
(…) La alianza clasista se reduce al campesinado, a los pequeños productores del campo expoliados y arruinados por los monopolios y a los sectores profesionales y pequeña burguesía en proceso de proletarización, (…)
La clase obrera debe jugar el papel dirigente en esa alianza clasista, que nuestro partido propone articular en un Frente Popular de contenido Antiimperialista, Antimonopolista y Republicano. El frente no es una organización política, ni mucho menos una opción electoral.”
En resumen, un Frente Obrero y Popular por el Socialismo que aglutine a todas las capas trabajadoras no proletarias bajo la dirección del proletariado. También parece que, al afirmar que este frente no es “ni una organización política ni una opción electoral”, se plantea una política de alianzas más coherente con el marxismo y más allá de la cuestión electoral, a diferencia de las famosas “uniones de la izquierda” o sucedáneos.
La táctica sindical planteada por el PCPE, en principio, supone una superación de los errores de derecha, basados en la preferencia hacia los sindicatos mayoritarios, y de los errores de izquierda, basados en el rechazo de todo trabajo en dichos sindicatos mayoritarios. El planteamiento que proponen es el de ir construyendo la unidad sindical de la clase obrera mediante “comités para la unidad obrera”, además de una apuesta internacional por la Federación Sindical Mundial:
“Los Comités para la Unidad Obrera, superando los márgenes impuestos por el reformismo y la burocracia sindical, en unos casos, y en otros por el izquierdismo infantil y destructivo que opera en contra de la imprescindible unidad obrera, jugarán un papel esencial y determinante. También el fortalecimiento de la FSM como estrategia internacional de unidad del movimiento obrero.”
Estas se configuran como las principales líneas de avance teórico-ideológico que entendemos, permiten que el eje de gravedad de los leninistas se desplace hacia la estructura PCPE-CJC.
Entendiendo que la estructura PCPE-CJC no juega el papel del Partido de la Revolución (debido a que aun no cumple las características que antes señalamos que debe tener una estructura para poder definirse así) y remarcando el importante camino tanto en lo teórico como en lo práctico que aun le queda por recorrer, así como remarcando la importancia de la actividad consciente de los destacamentos en dar pasos hacia la reconstitución de este Partido de la Revolución (Pues este no va a “aparecer de la nada” de manera espontánea), la Unión de Jóvenes Comunistas de Madrid certifica, tras su último congreso, la ruptura con la estructura del PCE y la apertura de un proceso de unidad con la estructura PCPE-CJC con el objetivo de que, del esfuerzo de las y los comunistas por consumar la unidad podamos dotar a la clase obrera del tan necesitado Partido que aglutine a los elementos más conscientes de la clase, los organice, les de herramientas de formación y dirija al conjunto de los trabajadores hacia la toma del poder y el derrumbamiento del viejo y putrefacto edificio construido sobre las bases de la explotación capitalista

[Diario La Cámara] Entrevista a Carmelo Suárez





Arquitecto, político y sindicalista de origen canario que además de Secretario General del PCPE es el creador de la Fundacion Obrera de Investigación y Cultura.


Como a todos nuestros entrevistados tenemos que hacerle la pregunta obligada en estas fechas: ¿Cómo valora la situación actual en la que se encuentra el país tras las elecciones?
La situación no ha cambiado, en todo caso se agravan las manifestaciones de la crisis estructural del capitalismo en nuestra zona. Estamos viendo cómo, desde el centro europeo -Berlín-, se lanzan mensajes claros que marcan la línea política y que exigen su cumplimiento con mayor energía ante las crecientes dificultades, mientras que por parte del capital financiero también se lanzan mensajes directos a Rajoy, exigiéndole una actuación política absolutamente subordinada a sus intereses.

El inicio de tomas de decisiones, en ámbitos autonómicos, sobre la aplicación inmediata de recortes marca una línea de actuación. Ahora la oligarquía se siente algo más aliviada con un gobierno de refresco y aprovechará la coyuntura para tomar la iniciativa con fuertes medidas de ajuste contra la clase obrera y los sectores populares. La credibilidad de este gobierno -sabe la oligarquía- es de corto plazo, y por ello su actuación será muy autoritaria e inflexible, tomando medidas muy impopulares; que se tratarán de vender como un ejercicio de responsabilidad ante la grave situación.
¿Le parece positivo el cambio de gobierno?
El cambio de gobierno no resuelve ninguno de los problemas del país, ni de la crisis. El adelanto electoral tenía como único fin el sustituir a un gobierno altamente deteriorado y muy cuestionado por un nuevo gobierno que tuviera un mínimo margen de actuación. Quienes han dado su voto a esta alternativa de gobierno -que se vendió como un cambio- no tardarán muchos meses en llegar al desengaño, al ver que las medidas son contra los de siempre y que, a pesar de las promesas, la situación del pueblo no mejora. Después de un período inicial de espera se darán mejores condiciones para la movilización social y política, planteando una alternativa de carácter estructural frente a la crisis capitalista. El camino hacia la revolución social aparecerá con más claridad, y el principio de ese camino puede ser generalizar las propuestas de salida de la UE y del euro. Eso será muy fácil de comprender por sectores importantes de la mayoría social.
¿Cuáles son las políticas que aplicaría de forma inmediata su partido?
Las podríamos resumir en nuestro lema de campaña “Todo para la clase obrera” y se sustanciarían de inmediato en la anulación de todas las contrarreformas laborales y en la nacionalización de la banca y el sector financiero, junto a las telecomunicaciones, la energía y los transportes aéreo, marítimo y por ferrocarril. Al mismo tiempo, es fundamental iniciar el proceso para salir del euro y la U.E, así como la retirada inmediata de todas las tropas desplegadas internacionalmente y la comunicación a la OTAN y los EE.UU de nuestro abandono de la OTAN y el cierre de las bases de EEUU en territorio español. En otro orden de cosas, al ser derechos básicos, habría que arbitrar medidas para la garantía por el Estado del empleo, la vivienda, la salud, la cultura y la educación. Por último, iniciaríamos un proceso constituyente socialista que, dejando el futuro de España en manos de la nueva clase en el poder (la clase obrera), proclamaría de inmediato la República y expropiaría todos los bienes de la aristocracia y la oligarquía financiera, empezando por la familia Borbón.
¿Cómo crearía empleo?
Nuevamente el lema de campaña sería la guía de nuestra actuación. En España sobran explotadores y no trabajadores y trabajadoras, por eso lo primero sería decretar la jornada de 35 horas y la quinta semana de vacaciones. Habría que socializar todas las empresas en las que la patronal no permita el control obrero de la producción y las cuentas. La clase obrera, como nueva clase en el poder, será la garante del trabajo para todos los trabajadores y trabajadoras que, al margen de su lugar de nacimiento, vivan en España. El desarrollo de un plan estratégico de soberanía alimentaria y energética que conllevaría la reforma agraria integral y un programa de autosuficiencia energético serán, junto a los servicios sociales y sanitarios, el nuevo nicho de creación de empleo en esa nueva nación que conformaremos los trabajadores y trabajadores de los pueblos y naciones de España que así lo decidan tras el ejercicio del derecho a la autodeterminación de todas las naciones que en la actualidad conforman el Estado español.
¿Qué puntos fuertes y débiles cree que tiene España?
Si me pregunta sobre puntos fuertes y débiles que permitan salir de la crisis capitalista en sentido de mantener el sistema capitalista, no seré yo quien le tenga que dar esa respuesta. Entiendo que ésta es una pregunta que se hace desde las categorías económicas o sociales dominantes. Nosotros no entramos a valorar cuáles son esos puntos débiles o fuertes en función de lograr que España supere la crisis estructural del capitalismo en clave de mantener o reforzar el sistema capitalista. Lo que sí le puedo decir es que en estos momentos la clase obrera y los sectores populares de nuestro país se encuentran en una situación muy grave debido a las políticas de ajuste que han sido aplicadas por el gobierno del PSOE, y que serán continuadas y profundizadas por el futuro gobierno del PP. El momento actual de desarrollo de la crisis está haciendo que surjan voces desde la patronal
pidiendo una flexibilización total de las relaciones laborales, el despido libre, un modelo único de contrato laboral, incluso un salario mínimo de importe menor para los trabajadores y trabajadoras más jóvenes. Esto es intolerable, y demuestra que la apuesta de los representantes del capital es por tratar de remontar la crisis, tratar de remontar la caída en la tasa de beneficio, por medio de una mayor explotación a la clase obrera. En este estado de cosas no cabe hablar de fortalezas o debilidades “generales”, puesto que los objetivos del explotador y del explotado no son ni pueden ser los mismos, ¿cómo van a tener los mismos intereses el joven recién titulado que se va a ir nueve meses a unas prácticas sin cotización y con un salario de miseria y el empresario que se beneficia económicamente de esa situación? El mayor punto débil que hoy tiene España es que el poder está en manos de los genuinos representantes de los intereses de la oligarquía. La mayor fortaleza, una clase obrera que comienza a despertar y a movilizarse ante los constantes ataques de esa oligarquía, y que se empieza a dar cuenta de que mientras dure este sistema no habrá posibilidad de una vida digna.
¿Opina que ha habido algún periodo de la historia española o mundial mejor, y que deberíamos orientarnos hacia él?
A pesar de que en la Historia haya habido algunos ejemplos de sociedades en las que eran los intereses de la mayoría los que dominaban, cuando las necesidades básicas estaban cubiertas y no se conocían ni el paro ni el hambre, y estoy pensando por ejemplo en la Unión Soviética, los y las comunistas del PCPE no luchamos por dar marcha atrás en la historia. Eso es ajeno a nuestra concepción de la realidad, a una concepción materialista del desarrollo de la sociedad. Nosotros hemos aprendido enormemente de los procesos de construcción socialista que se dieron en Europa central y oriental en el siglo XX, así como de los que hoy se siguen construyendo en Cuba o en Corea, y vamos siendo capaces de aplicar esas experiencias a nuestra lucha diaria en el presente. Al mismo tiempo, aprendemos de las experiencias del movimiento comunista internacional, de las luchas y los desafíos a los que se enfrentan nuestros camaradas en otros países del mundo, y todo ello nos es de gran utilidad para la tarea que los y las comunistas españoles tenemos ante nosotros hoy, que no es otra que acabar con un sistema socioeconómico, el capitalista, que se está demostrando en la práctica como un auténtico peligro para la propia existencia de la humanidad.
En un momento de capitalismo salvaje como el que vivimos, en el que incluso empieza a haber cierta aceptación o resignación hacia el mismo¿Cómo cambiarían el sistema?
Ciertamente no pienso que exista una aceptación popular generalizada a las medidas bárbaras que los diferentes gobiernos de la oligarquía imponen a la clase obrera y los sectores populares al dictado de los monopolios y las transnacionales. Pienso más bien que lo que se está produciendo es una situación que en psicología se denomina Síndrome de Indefensión Aprendida o de Desesperanza Inducida. Ello es, una condición psicológica en la que un sujeto aprende a creer que está indefenso, que no tiene ningún control sobre la situación en la que se encuentra y que cualquier cosa que haga es inútil. Es por ello que el
elemento de lucha ideológica con el objetivo de la alienación y de la desactivación de las potencialidades de lucha del pueblo trabajador está en el primer punto del orden del día de nuestro enemigo de clase, utilizando para ello los medios de comunicación de masas y el propio sistema educativo. En la situación actual de crisis estructural del capitalismo, a la vez que se desarrolla un proceso de destrucción de fuerzas productivas, a éste no le queda más opción que dar una vuelta de tuerca en la sobreexplotación de la fuerza de trabajo en su intento desesperado por recomponer la tasa de ganancia del capital. A la vez que se desarrolla todo un proceso de rapiña y control de las materias primas mediante operaciones bélicas en todo el mundo que ponen cada día más en manifiesto el recurso a la guerra para resolver las disputas en torno a las áreas de influencia de las distintas potencias. Como vemos en esta tercera fase de la crisis general del sistema capitalista se dan las mismas condicionantes que en las dos primeras fases, y un elemento común de las mismas fue la barbarie a la que se condujo a la humanidad. Pero existen dos condicionamientos diferentes que nos pueden hacer augurar que estamos ante una situación mucho más delicada, por un lado ya no existe un bloque socialista de países con un gran potencial militar disuasorio que sirva de contrapeso y por otro ya no existen mercados vírgenes donde seguir creciendo la bola de nieve del insaciable sistema de producción capitalista. Creo no exagerar si digo que hoy por hoy corremos el riesgo de desaparición como especie si no somos capaces de enviar al capitalismo al basurero de la historia. Dicho todo esto, la alternativa sólo puede ser el Socialismo como etapa previa a la sociedad comunista. Y que lógicamente no nos va a caer llovida del cielo. Nosotros, los marxistas-leninistas, sabemos que la revolución es la única forma de cambio real del sistema, y que sin una situación revolucionaria es imposible la revolución, pero además también somos conscientes que no toda situación revolucionaria desemboca necesariamente en una revolución.
Analizando la situación actual podemos decir que existen, o no están lejos de concretarse, el conjunto de cambios objetivos que Lenin denominó situación revolucionaria: la imposibilidad de las clases dominantes de mantener inmutable su dominación, un agravamiento, fuera de lo común, de la miseria y los sufrimientos de las clases oprimidas y una intensificación considerable de la actividad de las masas. Pero para que estos cambios objetivos puedan realmente desembocar en una revolución, es imprescindible sumarle un cambio subjetivo que es la capacidad de la clase revolucionaria de desarrollar acciones revolucionarias de masas lo suficientemente fuertes como para derrocar el Gobierno. Y aquí es donde es imprescindible un Partido Comunista vanguardia de la clase obrera y dirección efectiva de la misma.
¿Actualmente ve un modelo a seguir en otros países?
El momento histórico actual es el del tránsito del Capitalismo al Socialismo-Comunismo, y esto sólo es posible mediante el desarrollo de revoluciones socialistas en los marcos estatales de lucha de clases y bajo sus propias condiciones. Todo ello teniendo en cuenta que lo que define al Socialismo es la forma de producción y el control del poder por parte de la clase obrera en alianza con el resto de clases trabajadoras. Tras la victoria de la contrarrevolución en los países del este europeo que construían el socialismo fueron muy pocos los países del mundo que aguantaron la presión y mantuvieron en mayor o menor medida sistemas que podemos denominar de forma amplia como socialistas. Algunos de ellos bajo planteamientos de economías mixtas que sería muy extenso analizar aquí. El modelo no es, por tanto, un país o un determinado número de países. El modelo es el implementar mediante el poder obrero las medidas conducentes a la eliminación total de las formas de producción de la explotación capitalista. Generando todo un sistema que planifique la producción en torno a criterios de satisfacción de las necesidades materiales y espirituales de la población, y no en base a la creación de mercancías destinadas a realizar en el mercado la plusvalía generada en la producción.
¿Pactaría con algún partido del panorama político actual para conseguir objetivos juntos? ¿Con quién no pactaría nunca?
Un pacto contra-natura para el reparto de migajas o de sillones con quienes representan a los enemigos de la clase obrera está por completo fuera de nuestros proyectos.
En lo que respecta a la denominada izquierda, entendemos que es llegada la hora de marcar con claridad la divisoria entre quienes creen en la posibilidad de reformar la UE y el sistema capitalista y plantear un imposible regreso al Estado del Bienestar (que, por lo demás, incluso en sus mejores momentos, ha sido el Estado del malestar y la miseria para la inmensa mayoría de la Humanidad), y quienes planteamos que cualquier reforma del sistema capitalista y de su gestión política en lo sucesivo va a ser a peor, va a significar más pérdida de derechos para nuestra clase, más miseria, más persecución de las organizaciones obreras y más guerra imperialista. La UE no es reformable porque no es una alianza de pueblos sino de oligarquías para explotar a los pueblos y anegar en sangre a los que se resistan; el capitalismo no es reformable porque se fundamenta en la búsqueda del máximo beneficio privado para unos pocos y no de la satisfacción de las necesidades sociales; pero además porque, como resultado de sus propias contradicciones, se dirige a gran velocidad hacia su definitivo ocaso histórico. Vivimos en la era de la transición del capitalismo al socialismo.
Cualquier formación política que no incluya en su proyecto la superación de este sistema senil y caduco en crisis estructural, que en su agonía agrede salvajemente a nuestra clase y a nuestros pueblos, tiene muy poco en común con nuestra propuesta.
Ni en nuestros principios, ni en nuestra estrategia, ni en el momento histórico, cabe la menor posibilidad de pacto político o pacto social con el enemigo de clase. No tenemos objetivos comunes con los partidos de la burguesía.
El pacto que nosotros proponemos es la más amplia alianza de la clase obrera con el resto de sectores populares para levantar el Frente Obrero y Popular que recogiendo todas las justas reivindicaciones y luchas de las masas, de la clase obrera, de las mujeres, de la juventud, de los pequeños productores y autónomos, las incorpore a la lucha general por el derrocamiento del sistema capitalista y por el Socialismo.
¿Podría decirnos cómo considera que deben gestionarse tres ámbitos tan importantes como la educación, la sanidad y la cultura?
La cancelación de las tarjetas sanitarias en Galicia a los parados de larga duración y la privatización a marchas forzadas del sistema público de salud; el ataque a la enseñanza pública por los gobiernos burgueses de la derecha y de la socialdemocracia liberal, son una buena muestra de cómo no deben ser gestionados servicios sociales de primera necesidad que la burguesía, en su ansiosa carrera por remontar la tasa de ganancia y salir de la crisis a costa de los trabajadores, convierte en mercancías y en espacios de acumulación de riqueza para los capitalistas.
La educación y la sanidad públicas, gratuitas, universales y de calidad son históricos derechos conquistados en duras luchas obreras y populares, son además derechos pagados a costa de los salarios de los trabajadores.
Históricamente los primeros estados que hicieron realidad esta aspiración universal a una atención sanitaria, una educación y un desarrollo cultural y científico-tecnico ampliamente desarrollados de forma duradera y puestos por entero al servicio de los pueblos y sus necesidades, fueron en el S XX los Estados socialistas. Como resultado de ese desafío, el campo capitalista no tuvo más remedio que redistribuir una parte del excedente sustraído a la clase obrera en forma de prestaciones sanitarias y educativas, entre otras; esto fue posible mantenerlo durante fases expansivas del capitalismo, hoy se han acabado las vacas gordas y el sistema para sobrevivir a su crisis estructural se ve obligado a meter la mano en la bolsa de nuestros servicios públicos, así como de nuestros salarios y pensiones.
Es anti-histórica e ilusoria una vuelta a la situación anterior. La esperanza de conquistar unos servicios públicos de calidad y satisfacer nuestras necesidades más perentorias está hoy inseparablemente ligada a la expectativa de la superación revolucionaria del capitalismo.
Sólo un Poder obrero y popular podrá devolvernos nuestros derechos y hacer que florezca una cultura digna de ese nombre, al servicio del pueblo y liberada de servidumbres a los proxenetas de la ciencia, la técnica y el arte.
Por último, ¿qué camino va a seguir ahora el PCPE?
El PCPE tiene por delante una etapa de intensificación de la lucha de masas, de trabajar intensamente por la unidad del movimiento obrero y por una movilización social sostenida frente a las políticas que tratará de aplicar el nuevo gobierno de la oligarquía. En un panorama en el que la previsión de cinco millones y medio de personas en paro a final de 2012 es bastante probable, y donde quienes llevan más tiempo sin trabajar están en una situación cada día más desesperada, las propuestas políticas y programáticas del Partido irán ganando arraigo, y con ello la movilización de masas. Como no impulsamos ninguna propuesta dentro de este sistema, lo que queremos que avance es el cuestionamiento generalizado de este sistema. Junto a otros partidos comunistas en Europa iremos coordinando acciones para levantar un amplio movimiento social que ponga en cuestión la dominación política de la UE, y el bloque oligárquico de poder que lo sostiene. La próxima etapa será de importantes avances del movimiento obrero y del proyecto emancipador de los partidos comunistas que actuamos coordinadamente.
Extraído de http://diariolacamara.blogspot.com/2011/12/entrevistas-postelectorales-la-camara.htm